Burdeos se despertó conmocionada la semana pasada, cuando el propietario de una bodega aún por identificar fue detenido, junto con 20 cómplices, en una redada de la gendarmería francesa.
Las autoridades detectaron por primera vez la presunta red delictiva el pasado mes de septiembre, cuando descubrieron material para falsificar vino, incluidas etiquetas falsas, durante una investigación antidroga no relacionada con el caso. Un mes más tarde, apareció vino de Burdeos falso en la región de Sarthe. Los gendarmes pudieron relacionar estas pistas con una denuncia presentada meses antes por el propietario de un château del Médoc, que descubrió que su vino estaba siendo falsificado.
En noviembre, la brigada especial de vinos de la gendarmería (¿los vinvestigadores?) ya se había puesto manos a la obra. Según la fiscalía, encontraron pruebas de "un fraude a gran escala organizado por el propietario de un viñedo en el Médoc que también tenía la condición de négociant."
La estafa denunciada consistía en abastecerse de vino barato procedente de otras regiones de Francia, así como de España, y embotellarlo como prestigiosos vinos de château bordeleses a precios sospechosamente bajos. Los vinos se embotellaban por la noche y se entregaban los fines de semana para no llamar la atención de los vecinos.
Según las fuerzas del orden, los culpables "desarrollaron una red de distribuidores oficiales y no oficiales, formada por empresas, jubilados [y] empresarios autónomos" en toda Francia. Los vinos se vendían a supermercados y en el extranjero a través de intermediarios dedicados a "manipulaciones ilegales".
La investigación está en curso, pero la fiscalía calcula que el fraude afectó a varios cientos de miles de botellas de vino. Las ganancias ilícitas se utilizaron presuntamente para financiar un lujoso estilo de vida, con dinero blanqueado a través de proyectos de renovación pagados en efectivo. En la investigación y detención de los presuntos autores participaron más de 100 gendarmes de siete regiones de Francia.
El propietario del château y tres cómplices fueron acusados y puestos en libertad bajo fianzas de entre 20.000 y 50.000 euros. Se les imputan los cargos de estafa y blanqueo de capitales, engaño en relación con mercancías y falsificación de productos alimenticios.